TRUCOS: El plano decisivo

Cuando uno empieza a estudiar cine siempre se hace entusiasta de unos planos concretos de unos directores, no casualmente también concretos, por ser estos visualmente atractivos (las modas van y vienen -ya casi nadie habla, por suerte, de Wong Kar Wai tras aquella espantosa ‘My Blueberry Nights’- pero en boca de todos los estudiantes siempre acaban estando los Kubrick, Scorsese, Polanski, Bergman, etc.). Le da a uno por pensar cuando está iniciándose que el cine sólo vive en esos planos o que el saber dirigir tiene que ver con hacer el plano secuencia más largo. Si al estudiante primerizo le preguntan por el plano que daría por decisivo, aquel sin el cual la película, su película, no podría ser, seguramente se pondrá a hablar con sus colegas de complejísimos planos secuencia durante horas y horas en la cafetería de una lúgubre facultad. El plano que dejamos aquí abajo (por si alguien no sabía qué era un plano secuencia y lo que es peor, ¡por si no ha visto ‘Sed de Mal’!) personalmente marcó mi vida de estudiante y me hizo perder mucho tiempo hablando de lo insuperable que es y de cómo el cine debería ser eso y nada más. Este plano no sólo era decisivo para la película, ¡era decisivo para el cine! Debéis creer, como creo yo ahora, que me equivocaba, aunque siga pareciéndome hoy día el mejor de su clase, que lo es, pero quizás no sea tan decisivo.

No obstante, cuando uno pasa de ser espectador de la película a ser parte creadora de la misma (y este blog se dedica a aquéllos que quieren hacer cine, no sólo verlo), cuando uno está al otro lado de la pantalla, los planos decisivos pasan a ser otros, sorprendentemente otros. El truco para crear planos decisivos que os vamos a dar es doble, primero la versión Oceánica Visual del mismo y después el truco original en el que nos basamos para rehacerlo, una lección del recientemente desaparecido Sidney Lumet.

¿Habéis visto este plano? Aunque también aparece un coche como en la secuencia de Orson Welles… no parece que sea un plano muy decisivo… y sin embargo, lo es. Seguramente es el plano decisivo de esta película (por otro lado olvidable) ¿Dónde está el truco? Las películas se hacen en los rodajes, y si hacer una película es algo complicado, hacer un rodaje es algo complicadísimo. Allí se trabajan muchas horas y bajo una presión enorme así que cualquier problema puede minar la moral del equipo y por tanto la calidad de la obra (no sólo la calidad sino el hecho heroico de poder siquiera terminar de hacerla). Para ello un buen consejo para directores jóvenes y no tan jóvenes es empezar tanto el rodaje de la película como, si fuera posible, el del día a día de la filmación con un plano muy muy sencillo, como el del ejemplo, que salga necesariamente a la primera, para que como estrategia psicológica todo el mundo piense que se trabaja de manera dinámica y a un ritmo genial. Parecerá que se está haciendo fácil lo difícil y animará a la gente para afrontar el resto del día. Al fin y al cabo, el ayudante de dirección no tiene mucha consideración por si ese plano llevaba grúa con giro de 360 grados o era simplemente esto. Para él y para el resto es solamente un plano como los 12 siguientes que se harán y que ocupará seguramente el mismo tiempo en pantalla en el montaje final. Este consejo se puede llevar al límite incluso haciendo un plano que después no vayas a montar. Aunque parezca idiota, agilizará el rodaje, permitirá poder terminar la obra y encima en mejores condiciones.

No obstante, la versión original de este truco es del gran Sidney Lumet y la cuenta en el libro (que dejamos recomendado en nuestro apartado de Bibliografía) ‘Así se hacen las películas’. Él aplica esta estrategia pero para conseguir otro efecto: que el equipo se tome en serio todo, hasta la primera toma:

Muy a menudo, la primera toma resulta buena. Muchos equipos de rodaje se plantean la primera toma como una especie de ensayo. Yo les quito esa idea de la cabeza el primer día de rodaje. Procuro que el primer plano que rodamos no suponga un gran esfuerzo de interpretación y que sea mecánicamente simple: por ejemplo (que es el clip que hemos rescatado más arriba*), Dustin Hoffman bajando una calle hasta que entra en un edificio. Al acabar grito «¡Corta!» y le pregunto al operador de cámara, «¿Es buena por tu parte?». Él dice «Sí», y yo confirmo «¡Vale!» y pasamos al siguiente plano. Todo el mundo es consciente de que la Toma 1 se va a ver en 2000 pantallas de todo el país estas Navidades. No se trata de ningún ensayo. Esto es de verdad.

Sidney Lumet; Así se hacen las películas, p.123

Nunca podemos obviar que hasta el plano más sencillo puede ser el plano decisivo para que la película pueda hacerse realidad. Todo cuenta.

Este truco, como casi todos, no son nuestros y en este caso hasta nos hemos permitido versionarlo (prueba de que los utilizamos), pero como Al Pacino dice más abajo mientras le entrega el Oscar Honorífico a Sidney Lumet: «Si lo buscaste, es tuyo» (If you dig it, it’s yours). Nosotros traemos de vuelta la sabiduría de Lumet como el mejor homenaje que podemos hacerle a un señor que lo dedicó todo al cine, incluso su merecido Oscar no quiso dedicárselo a nadie, ni a sí mismo: «I’d like to thank the movies. I know that sounds general but it’s very real to me». No hace falta traducción y quizás ése fue el mayor truco o, al menos, el más decisivo.

2º truco CineClass preparado por Alberto Cruz y David Alfaro de http://oceanicavisual.com/ (publicado el 5 de noviembre de 2011)

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Publicado el noviembre 8, 2011 en Uncategorized. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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